En el regreso al archivo de GFD (mis disculpas por haber descuidado la página), y con motivo del Draft que comienza hoy, decidí re-publicar una de las primeras y una de las últimas historias que escribió para ESPN. Ambas con un mismo eje: los dos primeros picks del Draft de 1998. O sea, las historias de Ryan Leaf (serie "Soy...") y de Peyton Manning (Serie "Algo que quizá no sabías de..."). Primero irá la historia del ex-Colt y actual Bronco, ya que describe más que nada cómo fue aquella difícil elección para el equipo de Indianápolis. Y luego, la de Leaf, cuyo derrotero tras la publicación de la nota continuó. Espero que les guste.
jueves, 25 de abril de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
Soy Bob Griese (Capítulo 7 -último-)
George Allen no se equivocaba muy a menudo. Durante su exitosa carrera como entrenador en jefe de los Rams y de los Redskins, demostró que se equivocaba bastante poco. Pero en mi opinión cometió un error en el Super Bowl VII, al dejarse engañar por el tamaño no muy imponente de Fernandez, y pensar que iba a poder bloquearlo con un solo hombre.
Nuestro tackle defensivo, no muy pesado, pero sí fuerte, ágil y rápido, superó constantemente esa tarde al centro Len Hauss, y terminó con 17 tacleadas.
Yo creo que Fernandez merecía el premio al Jugador Más Valioso del Super Bowl, pero está bien que se lo hayan dado a Scott. Él era un símbolo de nuestra defensiva, y logró dos intercepciones en el partido.
Sin embargo, el hombre clave para salvar el juego, tras el embrollo en que nos había metido Yepremian, no fue ni Fernandez ni Scott. Fue el ala defensiva Bill Stanfill.
Con el marcador 14-7 y poco más de 2 minutos en el reloj, Allen enfrentaba la decisión de entregarnos el balón, o intentar una patada corta.
En este caso no se equivocó. Con tres tiempos fuera en su poder, pateó el balón al fondo y confió en su defensiva, buena parte de la cual estaba conformada por ex jugadores suyos de los Rams, a quienes había importado a Washington. Por eso algunos los llamaban los "Ramskins".
Un pase de 11 yardas a Warfield nos dio un primer intento, pero después nos vimos forzados a despejar.
Levy, como era de prever, envió una carga feroz contra Seiple, quien casi de milagro consiguió dar la patada antes de que lo devorara la jauría de Redskins.
Washington iniciaba su última marcha desde su yarda 30, con 1:14 por jugar.
Shula, quien estaba 0-2 en Super Bowls, luego de haber perdido uno con los Colts y uno con nosotros, dependía ahora de su defensiva para no perder el tercero.
sábado, 9 de marzo de 2013
Soy Bob Griese: Capítulo 6 (anteúltimo)
Tal vez por ser el representante de la NFC, considerada más poderosa que la AFC en aquellos primeros años de la fusión, o quizá por haber eliminado en playoffs a Green Bay y Dallas con llamativa facilidad, Washington era favorito por 2 puntos en el Super Bowl VII.
Sin embargo, en la mente de Shula no cabía la posibilidad de perder ese juego.
El entrenador nos había hecho mirar una y otra vez el video del Super Bowl anterior, para asegurarse de que nadie volviera a hacernos lo que nos había hecho Dallas.
Nos repetía una y otra vez que, si no ganábamos este Super Bowl, no sólo desperdiciaríamos el esfuerzo del 16-0, sino que seríamos por siempre recordados como los perdedores, los que se ahogaban en los momentos decisivos.
Después de jugar a las adivinanzas con la prensa durante unos días, Shula por fin confirmó lo que todos imaginaban: yo sería el mariscal de campo titular frente a los Redskins.
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Los Redskins llegaban como favoritos por 2 puntos |
Salvo que su hijo David dijera lo contrario...
Sólo fue una broma de David, pero traería consecuencias nefastas.
"Ey, Bob; aquí tenemos un mariscal que podría reemplazarte", gritó David Shula, desde un costado del campo durante una práctica en Los Ángeles, un día antes del partido.
David se refería a Yepremian, nuestro pateador, quien le estaba lanzando pases de 30 yardas con sorprendente precisión.
Yo forcé una risa cómplice para no desairar al hijo del entrenador, y seguí con lo mío. Sin imaginar lo que sucedería al día siguiente.
En la mañana del 14 de enero de 1973 llegamos al Memorial Coliseum, dispuestos a conseguir nuestra victoria Nº 17 de la campaña.
miércoles, 27 de febrero de 2013
Soy Bob Griese (Capítulo 5 -antepenúltimo-)
En el Mercy Hospital de Miami me informaron que tenía una fractura en la pierna derecha, además del tobillo derecho dislocado.
Morrall me comentó que East se le acercó durante el partido y le dijo: "Dile a Griese que no quise lastimarlo".
Yo no necesitaba una disculpa. Sé reconocer cuando hay mala intención, y la jugada de East no había sido sucia.
Morrall completó el partido ante los Chargers con dos pases de touchdown, y ganamos 24-10.
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El destino del equipo quedaba en manos de Morrall |
Pero la prensa nos daba por acabados.
"Griese fuera por la temporada", titulaban los diarios. "Se desvanece la ilusión de Super Bowl de Miami".
En la Semana 6 nos visitó Buffalo, y el escepticismo de los críticos pareció confirmarse, cuando los relativamente débiles Bills estuvieron a punto de irse del Orange Bowl con una victoria.
Morrall lanzó una intercepción y ningún touchdown, y ganamos agónicamente por un punto: 24-23.
Sin embargo, luego de ese susto, Morrall entró en confianza, Shula realizó los ajustes necesarios, y las cosas marcharon sin tropiezos el resto de la temporada regular.
domingo, 24 de febrero de 2013
Soy Bob Griese (Capíulo 4)
Shula tenía que tomar una medida peligrosamente impopular, de cara a la temporada de 1972.
El entrenador quería darle la titularidad a Morris sobre Kiick, pero temía generar una controversia en el vestidor.
En esto, el hombre clave era Csonka.
El fullback era amigo íntimo de Kiick, y eso era lo que más le preocupaba a Shula.
Si Csonka tomaba partido por Kiick, el entrenador iba a quedar en una posición incómoda, y la química del vestidor iba a verse amenazada.
En la semana previa al juego inaugural en Kansas City, cuando Shula dio a conocer la lista de titulares para enfrentar a los Chiefs, se hizo un silencio en el vestidor, al ver lo que estaba escrito: "QB 12 Griese, FB 39 Csonka, RB 22 Morris..."
Lo primero que hice fue mirar a Zonk.
Lo primero que él hizo fue rodear con su brazo los hombros de Kiick.
Más tarde vi a ambos conversando en voz baja. Me acerqué a ellos, dispuesto a mediar a favor de Shula, en caso de que estuvieran despellejando al entrenador.
Lejos de eso, Zonk le estaba diciendo a su amigo que, si lo que ambos querían era ganar, no había mejor entrenador para ganar que el nuestro.
Esa escena quedará por siempre grabada en mi mente, no sólo porque significaba que el potencial conflicto estaba resuelto, sino porque me dejó ver la clase de gente que eran Csonka y Kiik.
No sólo siguieron adelante sin quejarse, sino que se preocuparon por hacerle sentir, al nuevo RB titular, que ahora la fraternidad de corredores ya no sería de dos, sino de tres.
Morris inició el juego contra los Chiefs, y Shula distribuyó la carga en forma matemática: por cada acarreo de Kiick le dio dos a Morris y tres a Csonka.
jueves, 21 de febrero de 2013
Soy Bob Griese (Parte 3)
Pese a las bromas de Zonk, Kiick también era un tipo duro. Lo vi jugar partidos en condiciones en que otros no se habrían levantado de la cama. Pero claro: cualquier dureza era poca, al lado de Csonka.
A Kiick todo le salía en forma natural, sin esfuerzo. Con su habilidad podría haber brillado en cualquier deporte. De hecho, él aseguraba que su especialidad era el básquetbol.
Decía que odiaba ejercitarse, y que no necesitaba estudiar.
"No sé absolutamente nada de fútbol americano", me comentó un día. "Siempre tengo miedo de que me pregunten algo que supuestamente debería saber, y que en ese momento todos descubran que no sé nada. Creo que el desarrollo de mi inteligencia se detuvo a los 17 años".
Csonka era exactamente lo opuesto. Le gustaba estudiar el libro de jugadas, y le encantaba el gimnasio.
Cuando estaba en Syracuse, un compañero le dijo a Csonka que podía fortalecer sus antebrazos golpeando objetos duros. Ese verano, el padre de Csonka llamó a Syracuse, rogando que por favor se llevaran a su hijo, porque estaba derribando las paredes de la casa.
Uno podía notar que Csonka disfrutaba en los entrenamientos, aunque, al igual que el resto de nosotros, consideraba que algunos ejercicios de Shula eran demasiado agobiantes.
"Vi una práctica de los Jets por TV", le dijo un día Zonk a Shula. "Ellos lo hacen sin equipamiento. ¿Por qué no podemos practicar como ellos?"
"Porque si practicáramos como ellos", le respondió Shula, "no ganaríamos".
Aunque discutían a menudo y en alto volumen, había un gran amor entre Shula y Csonka.
"Padre e hijo húngaros", los llamaba Kiick.
miércoles, 20 de febrero de 2013
Crónica de una elección
En la temporada de 1981, dos años después de haber reclutado a Joe Montana, San Francisco superó a Dallas en el juego de Campeonato de la NFC.
A partir de ese momento, por el resto de la década de los '80, siempre con Montana como mariscal, los 49ers ganarían cuatro Super Bowls, y los Cowboys ninguno.
Lo peculiar de esta historia es que meses antes del draft de 1979, Montana tenía encandilados a los directivos de Dallas. Era el jugador que más rápido estaba escalando posiciones, en la lista de candidatos de los Cowboys.
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Montana en la universidad, en 1978 |
Los 49ers, en cambio, ni lo miraban.
Los Cowboys no pudieron evitar mirarlo, porque lo tuvieron frente a sus narices en el Cotton Bowl de Dallas, aquella célebre tarde de enero del '79. Lo vieron tomar sopa en las laterales para combatir una gripa, bajo una de las peores olas de frío en la historia de Texas. Lo vieron remontar heroicamente una desventaja de 22 puntos en el último cuarto. Lo vieron lanzar un pase de touchdown en los segundos finales, para el agónico, inolvidable triunfo de Notre Dame sobre Houston por 35-34.
En California, mientras tanto, los 49ers estaban demasiado preocupados ante la cantidad de huecos que tenían en la plantilla. Acababan de cambiar de entrenador en jefe, y el recién llegado, Bill Walsh, había heredado un equipo deshilachado, que venía de una temporada de 2-14.
Walsh no tenía tiempo, ni cabeza, ni ganas de andar fijándose en un mariscal que dos años antes era apenas el QB Nº 3 en la plantilla de Notre Dame.
viernes, 8 de febrero de 2013
Soy Bob Griese (Parte 2)
La línea ofensiva que había armado Shula me daba tiempo en el bolsillo para hacer lo que más me gustaba hacer en el campo de juego: pensar.
Llegó un punto, bastante temprano en mi carrera, en que si yo sabía la cobertura que una defensiva utilizaría en una jugada, podía pensar una forma de vencerla.
Por eso me gustaba llamar las jugadas. Y por eso me iba a casa todos los días con películas de 16 milímetros de nuestro rival de esa semana, y las proyectaba sobre la pared de un cuarto vacío.
Mis tres hijos miraban maravillados, y yo les decía en voz alta lo que estaba pasando por mi cerebro.
"Miren lo que hacen estos tipos en tercera oportunidad. ¿Ven? Observen cómo se forman en tercera y largo. Ahí lo tienen. Vean lo que hacen dentro de la yarda 20, o lo que hacen frente a tres WRs, o frente a una formación de dos alas cerradas y dos receptores abiertos".
En 1970, el primer año de Shula en Miami, logramos la primera temporada ganadora en la historia de los Dolphins.
Después de que el equipo compilara un récord de 15-39 en sus primeros cuatro años de vida, terminamos la temporada del '70 con marca de 10-4.
Eso nos puso en el segundo lugar de la división, y nos dio un boleto a los playoffs.
La AFL acababa de fusionarse con la NFL, y en el realineamiento de equipos nos había tocado la AFC Este, con tres viejos amigos de la AFL --Bills, Patriots y Jets--, y una potencia de la NFL: los Baltimore Colts.
Tal como los expertos preveían, Baltimore --el equipo al que Shula había convertido en dominante, con Johnny Unitas como mariscal-- se impuso en la carrera divisional del '70, frente a sus cuatro rivales de la ahora desaparecida AFL.
Nosotros fuimos eliminados en la primera ronda de playoffs por los Raiders de John Madden y Daryle Lamonica, y los Colts terminaron ganando el Super Bowl frente a los Cowboys.
martes, 5 de febrero de 2013
Soy Bob Griese (Parte 1)
(NPDS: Luego de ausentarme de manera imprevista ayer, hoy saldaré la deuda. Y comenzaré publicando uno de los primeros "Soy..." que fue por partes, el de Bob Griese, QB de los invictos Dolphins del 72-74. La segunda parte saldrá mañana, y la tercera el viernes)
"Hoy ha terminado una era", dijo Joe Robbie, dueño de los Dolphins.
Estaba hablando de mí.
domingo, 3 de febrero de 2013
Los inicios del Super Bowl (Parte 2)
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Bell pensó por un momento que Hunt estaba en total bancarrota |
PARTE 3
Es extraño que un equipo abandone una ciudad inmediatamente después de ganar el campeonato de liga, pero Hunt pregonaba que cada propietario de la AFL, empezando por él, debía mirar a su franquicia ante todo como un negocio. Y los números del negocio no cerraban en la ciudad texana.
Es extraño que un equipo abandone una ciudad inmediatamente después de ganar el campeonato de liga, pero Hunt pregonaba que cada propietario de la AFL, empezando por él, debía mirar a su franquicia ante todo como un negocio. Y los números del negocio no cerraban en la ciudad texana.
"No hay nada de malo en Dallas", explicaba Hunt. "Lo malo es la situación que se creó allí con la llegada de la NFL".
La situación que se había creado a bordo del taxi no era tan mala, pero por un instante resultó incómoda.
Para seguir viaje, había que pagar 15 centavos, y Hunt le había preguntado a Bell si tenía monedas. Bell quedó desconcertado, y se produjo un silencio. Ante el gesto atónito del jugador, Hunt señaló con la cabeza en dirección al conductor: "La cuota... hay que darle el dinero al señor... ¿te importaría?"
"Ah, ah, no, no, claro, por supuesto, no hay problema", reaccionó Bell.
Mientras Hunt limpiaba sus anteojos, como si la escena de un dueño de equipo invitando a su novato recién contratado a abonar 15 centavos fuera lo más natural del mundo, Bell se retorcía en el asiento parar hurgar en sus bolsillos... al tiempo que hurgaba en su mente, aterrado de haber cometido un grave error.
viernes, 1 de febrero de 2013
Los inicios del Super Bowl (Parte 1)
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Hunt y Bell, protagonistas de esta historia |
PARTE 1
El taxi se detuvo en la cabina de peaje. El conductor levantó la vista hacia el espejo retrovisor. Esperaba que alguno de los dos pasajeros le diera los 15 centavos.
El taxi se detuvo en la cabina de peaje. El conductor levantó la vista hacia el espejo retrovisor. Esperaba que alguno de los dos pasajeros le diera los 15 centavos.
Pero los pasajeros no lo estaban mirando. Se estaban mirando entre sí.
La imagen estereotipada del millonario es la del hombre al que se le salen los billetes de los bolsillos. Pero el millonario que estaba dentro de ese taxi no era el típico millonario.
jueves, 31 de enero de 2013
¿Cuántos "mejores Super Bowls" existen?
Soy pasajero en tránsito.
Vengo de dejar a mis hijos en la playa, y me dirijo al frío.
He abierto mi laptop en el aeropuerto, a la espera de que salga el vuelo 0052 de United, operado por Continental --la fusión es un hecho--, con destino a Houston.
En unas horas viviré la misma situación en Houston, a la espera de que salga el vuelo 4202 de United, operado por ExpressJet --¿nadie trabaja en United?--, con destino a Indy.
Es el atardecer el domingo, horario en que usualmente empiezo a redactar el Diario del lunes. Me gustaría publicar la primera entrada de la semana del Super Bowl desde el lugar de los hechos, pero no estoy allí todavía, y, con un vuelo fusionado y otro tercerizado, cualquier cosa puede suceder. Sería extraño que no sufriera retrasos, así que mejor adelanto el trabajo desde acá, y me aseguro de honrar el compromiso de tener algo publicado el lunes por la mañana.
Espero meter una edición desde Indianapolis el lunes por la tarde, o al menos por la noche. Mientras tanto, repasando archivos de mi laptop, entre sonidos de altavoces que anuncian puertas de embarque para pasajeros en tránsito, se me ocurre lo siguiente...
miércoles, 30 de enero de 2013
Carta abierta a Roger Goodell
Estimado señor Goodell,
Acabo de presenciar su conferencia de prensa previa al Super Bowl, que giró alrededor de las negociaciones para un nuevo acuerdo laboral.
Usted agradeció las pocas preguntas no relacionadas con ese asunto, diciendo que era "refrescante" cambiar de tema.
Me tendrá que disculpar por devolverlo a la cuestión central, pero necesito que me escuche. O en este caso que me lea.
martes, 29 de enero de 2013
El ránking de los más valiosos
Todos lo MVPs del Super Bowl hicieron méritos para llevarse el galardón... pero algunos hicieron más que otros.
En un rapto de revisionismo histórico, he ordenado a todos los ganadores del premio al Jugador Más Valioso del SB, desde quien menos hizo para obtenerlo, según mi modesta opinión, hasta quien más lo merecía.
Este ranking no pretende representar la verdad absoluta. Se trata, en realidad, de una mera excusa. La intención principal de esta lista, subjetiva y obviamente criticable, no es convencer a alguien acerca de mi punto de vista, sino aprovechar el pretexto para realizar un breve comentario sobre cada Super Bowl.
Probablemente se disgusten por ver a alguien más arriba o más abajo de lo que esperaban. Pero recuerden: eso es secundario. Lo principal de este ejercicio es activar la memoria y despertar recuerdos, al transitar un sucinto recorrido a lo largo de 46 años de historia.
lunes, 28 de enero de 2013
El péndulo de la historia
"Cuando uno se interesa en el hecho, no caben arreglos. O lo acepta
o lo rechaza".
-- Jiddu Krishnamurti
Esta pregunta no deriva de una opinión, sino de la simple y llana
observación: ¿estamos presenciando el inicio de una era de dominio de la NFC?
Si la historia sirve de guía, la respuesta podría ser afirmativa.
En 1970 se fusionaron la NFL y la AFL, y nació lo que se conoce como
"la NFL moderna". Para mí es una equivocación utilizar la palabra
"moderno" para denominar un periodo histórico, porque ¿cómo se le
dirá entonces al próximo período? Probablemente se recurrirá como salvación al
término "posmoderno", y así se seguirá insistiendo en el error.
Pero mi intención no es hablar de semántica, sino de un peculiar fenómeno
que viene dándose en la NFL desde la unificación del '70.
Ese año se crearon las dos conferencias en que actualmente sigue
dividida la liga, y, desde ese momento, la historia del Super Bowl se ha movido
en forma llamativamente pendular, oscilando entre la AFC y la NFC.
sábado, 26 de enero de 2013
¿Quieres ser Martín Gramática?
(Nota previa de Santiago: Tal como anuncié en el grupo de Facebook de "Los Wilson Brothers", hubo un cambio imprevisto de planes. Buscando alguna nota sobre Martín Gramática para un post de "Formación Escopeta", en la página de ESPN me encontré con esta nota. Si bien no pude abrirlo con el link original, sí lo pude hacer mediante la "Internet Archive Wayback Machine" -http://web.archive.org/-. Allí descubrí que la nota fue escrita por Gustavo en noviembre de 2002, meses antes de su triunfo con los Buccaneers en el Super Bowl XXXVII, del cual hoy se cumplen 10 años. A continuación, la nota, tal como fue publicada originalmente -salvo por las fotos y epígrafes, los cuales son de mi autoría-)
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"Ustedes péguenle de todos lados", les decía su padre a los tres hermanos Gramática cuando jugaban al fútbol, en su Argentina natal.
"Péguenle de todos lados." ¿Por qué no? Si se trata de meterla en el arco. Hay que pegarle de todos lados. Agarrar la pelota y pegarle. Sin pedir permiso. Reventarla. Mirar el arco desde donde sea y descoserla. No importa la distancia. Apuntar y castigar.
Durante su infancia en Buenos Aires, cuando ni siquiera había escuchado hablar de football americano, Martín Gramática jugaba al fútbol entre amigos, como cualquier argentino. Con la salvedad de que siempre se paraba de delantero, y siempre agarraba la pelota en los tiros libres. "Los tres hermanos nos acostumbramos a probar de cualquier lado", dice. "Y así empezamos a pegarle fuerte. Hasta papá le pega fuerte. Santiago, el menor, cuando tenía 10 años le quebró los huesos de la muñeca a un arquero..."
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Kansas State fue el alma mater de Martín |
"Péguenle de todos lados." ¿Por qué no? Si se trata de meterla en el arco. Hay que pegarle de todos lados. Agarrar la pelota y pegarle. Sin pedir permiso. Reventarla. Mirar el arco desde donde sea y descoserla. No importa la distancia. Apuntar y castigar.
Durante su infancia en Buenos Aires, cuando ni siquiera había escuchado hablar de football americano, Martín Gramática jugaba al fútbol entre amigos, como cualquier argentino. Con la salvedad de que siempre se paraba de delantero, y siempre agarraba la pelota en los tiros libres. "Los tres hermanos nos acostumbramos a probar de cualquier lado", dice. "Y así empezamos a pegarle fuerte. Hasta papá le pega fuerte. Santiago, el menor, cuando tenía 10 años le quebró los huesos de la muñeca a un arquero..."
viernes, 25 de enero de 2013
Una de Pro Bowl
Lo primero que la diferencia de otras historias es que sucedió en un Pro Bowl, partido poco esperado en estos tiempos.
Lo segundo que la distingue es que resalta la humildad de algunos jugadores de fútbol americano, algo también poco esperado en estos tiempos.
El Pro Bowl de 1964 se disputó en el Memorial Coliseum de Los Angeles, donde la Conferencia Oeste venció a la Conferencia Este por 31 a 17. Pero el hecho central del relato ocurrió en los días previos al juego.
Y aquí viene el tercer factor que vuelve tan peculiar esta historia.
Como patada inicial de la semana, a los entrenadores en jefe de ambas conferencias se les ocurrió algo muy poco usual: reunir a las dos escuadras... y no para una práctica conjunta, sino para una selección de selecciones. Una práctica de ofensiva vs. defensiva, con lo mejor de ambos equipos. Una suerte de Pro Bowl del Pro Bowl.
jueves, 24 de enero de 2013
Breve relato de Falcons
(Nota previa de Santiago: Si bien esta historia no tiene nada que ver ni con Ravens ni con 49ers -aunque estos últimos son mencionados en esta nota-, quise cerrar el círculo con el finalista de conferencia que quedaba: Atlanta. Mañana subiré la nota que Gustavo prometió subir acerca del Pro Bowl, además de hacer una nota al pie sobre la frecuencia de los posts.).
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Abrió los ojos, confundido, y en una imagen nublada vio una cara que le pareció familiar.
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Abrió los ojos, confundido, y en una imagen nublada vio una cara que le pareció familiar.
Los últimos resabios de anestesia estaban abandonando su cuerpo, y el rostro iba volviéndose más nítido.
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Reeves, en el año más complicado de su vida, le dio a Atlanta su único viaje al SB |
"¿Lee?"
"Sí, padre. Soy yo. ¿Cómo te sientes?"
"¿Qué hora es, Lee?"
El lunes 14 de diciembre de 1998, Dan Reeves pasó buena parte del día en el quirófano. Los cirujanos abrieron su esternón y detuvieron su corazón, para insertarle una vena que habían quitado de su pierna.
Luego lo revivieron y cerraron el pecho, para una exitosa operación de cuádruple bypass.
Ahora estaba despertando en la habitación del hospital, y el entrenador en jefe de Atlanta quería saber qué hora era.
"Ocho y media", respondió su hijo.
"¿De la mañana o de la noche?"
"De la noche".
El coach abrió los ojos por completo y exclamó: "¡Monday Night Football!"
miércoles, 23 de enero de 2013
No soy Tom Brady
La verdad es que nunca recibí esa oportunidad.
Cuando los médicos me dieron luz verde para regresar, en la Semana 10 del 2001, Belichick me prometió que me dejaría competir con Tom Brady de martes a viernes, antes de decidir quién sería titular el domingo.
Para que la competencia fuera justa, sin embargo, el entrenador en jefe tendría que habernos dado la misma cantidad de jugadas a cada uno en las prácticas. No fue así. A mí me dio sólo 20 jugadas. Le dio el resto a Brady, y lo nombró titular para enfrentar a los Rams.
Perdimos el partido, 24-17, en el viejo Foxboro Stadium.
Pese a la derrota, para muchos la imagen de Brady salió fortalecida de ese juego. St. Louis era una potencia de la liga por aquellos años, con el mariscal Kurt Warner, el corredor Marshall Faulk y los receptores Isaac Bruce y Torry Holt, y aún así el duelo resultó muy parejo. Pero yo lo veía distinto. A mí me pareció que el mérito de haber estado cerca de sorprender a los Rams había sido de Belichick y su excelente plan defensivo, y no de Brady, quien lanzó para apenas 185 yardas, con un pase de touchdown y dos intercepciones.
Con marca de 5-5, yo creí que era una buena instancia para empezar todo de nuevo. Imaginé que Belichick obedecería la añeja regla no escrita de la NFL, que impide que alguien pierda la titularidad por lesión, y me devolvería mi puesto, para arrancar otra vez de .500.
martes, 22 de enero de 2013
Los Ravens del 2000
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Lewis fue un héroe del 2000, sí... |
¿Se puede ganar un Super Bowl con defensiva solamente?
Yo creo que no.
¿Se puede ganar un Super Bowl con defensiva y equipos especiales?
Ah, eso sí.
Y los Ravens lo demostraron.
A pesar de que concuerdo con que la defensiva de Baltimore del 2000 fue una de las mejores en la historia, si no la mejor, no concuerdo con los que dicen que esa unidad ganó el título de Super Bowl, porque el equipo no tenía ofensiva.
Coincido con la segunda parte: el equipo no tenía ofensiva. Pero no con la primera, acerca de que la defensiva ganó el título de Super Bowl.
En mi opinión, lo ganaron la defensiva y los equipos especiales.
lunes, 21 de enero de 2013
Frío, venganza y dinastía
El Super Bowl XVI fue el comienzo del dominio que los 49ers ejercerían sobre la liga en la década de los '80.
Y fue algo más.
Luego de retirarse, Brown no quiso a Walsh al frente de los Bengals |
Fue uno de esos giros de la historia en que el destino parece empecinado en hacer que los círculos se cierren.
Algunos años antes, Bill Walsh, el arquitecto de esa dinastía de San Francisco, era la mano derecha de Paul Brown en Cincinnati, cuando el legendario entrenador decidió retirarse.
Al anunciar que abandonaba las laterales, todos dieron por sentado que Brown nombraría como su sucesor a Walsh, quien había trabajado junto a él, como entrenador asistente, a lo largo de ocho temporadas.
Sin embargo, para sorpresa de la liga y dolor de Walsh, Brown designó como nuevo entrenador en jefe al entrenador de línea ofensiva, Bill "Tiger" Johnson.
Según Walsh, durante sus ocho años en Cincy, Brown nunca le informaba cuando otros equipos preguntaban por él para ofrecerle el cargo de entrenador en jefe. Y ahora que finalmente podía darle ese puesto con los Bengals, Brown se lo concedía a otra persona.
Decepcionado y enfurecido, Walsh renunció al poco tiempo. Estuvo un año en San Diego como coordinador ofensivo de los Chargers, y luego se fue a Stanford para ser entrenador en jefe universitario.
Según él, su única oportunidad de ocupar ese cargo era en las filas colegiales, porque Brown le cerraba todas las puertas en la NFL.
Pero como eso ya es opinión personal suya, dejaré que tome la palabra el propio Walsh, y se encargue él mismo de relatar la historia de Super Bowl que deseaba compartir con ustedes hoy, como despedida antes de partir rumbo a Dallas.
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