viernes, 1 de febrero de 2013

Los inicios del Super Bowl (Parte 1)

Hunt y Bell, protagonistas de esta historia

PARTE 1
El taxi se detuvo en la cabina de peaje. El conductor levantó la vista hacia el espejo retrovisor. Esperaba que alguno de los dos pasajeros le diera los 15 centavos.
Pero los pasajeros no lo estaban mirando. Se estaban mirando entre sí.
La imagen estereotipada del millonario es la del hombre al que se le salen los billetes de los bolsillos. Pero el millonario que estaba dentro de ese taxi no era el típico millonario.
Lamar Hunt, dueño de los Kansas City Chiefs y fundador de la AFL, no hacía exhibiciones de riqueza. Y ese día en el taxi ni siquiera exhibió 15 centavos.
Hunt se palpó los bolsillos y le dijo a Bobby Bell, el novato a quien acababa de contratar hace apenas semanas: "Me temo que no traigo monedas, ¿te importaría pagar?"
Bell se quedó frío por un instante.
Semanas atrás, ambos se habían reunido un par de veces en Minneapolis, y Hunt había convencido a Bell con un argumento muy concreto: "500 dólares más de lo que te ofrezcan los Vikings".

Texans 20-17 Oilers, por el título de la AFC en el '62 
PARTE 2
Los Vikings parecían el destino obligado para Bell. Él había sido una pieza fundamental en el resurgimiento de la Universidad de Minnesota, desde el sótano de la Big Ten al campeonato nacional en 1960, así que todos esperaban que se quedara en las Ciudades Gemelas y se uniera a los Vikings, de la poderosa NFL, que lo habían reclutado en la segunda ronda del draft de 1963.
Por su parte, los Chiefs lo habían elegido en la séptima ronda del draft de la "otra" liga.
Sin embargo, Bell optó por la emergente AFL. Un viraje inesperado, parecido al que habían dado los Vikings tres años antes, pero en sentido inverso.
Los Vikes habían nacido como parte de la AFL, cuando se creó la nueva liga en 1959. Pero al año siguiente llegó la NFL a Minneapolis para ofrecer su producto y, poco antes del inicio de la primera temporada de la AFL, los dueños de los Vikings decidieron cambiar de bando.
Era un golpe devastador para la AFL, que entre otras consecuencias indeseadas veía hacerse trizas su formato de ocho equipos, con dos conferencias de cuatro. Sumidos en la desesperación, los demás dueños consiguieron el milagro de sumar en el último instante a los Oakland Raiders. Pero el resentimiento en contra de Minnesota no se borraría fácilmente.
Cuando los propietarios de la AFL se reunieron para despedir a los Vikings, uno de los propietarios de los entonces New York Titans, Harry Wismer, le dijo a uno de sus pares de Minnesota, Max Winter: "Esta es nuestra última cena... ¡y tú eres Judas!"
La NFL lanzó dos equipos de expansión en 1960. Uno le quitó a la AFL la plaza de Minneapolis-Saint Paul. El otro expulsaría a Hunt de su adorada ciudad natal.
Ni bien Hunt, nativo de Dallas, creó a los Dallas Texans, la NFL instaló en esa ciudad a los Cowboys. Luego de tres temporadas de éxito deportivo pero sensibles pérdidas económicas, Hunt se vio forzado a marcharse, en busca de un lugar en el que no tuviera que compartir el público con un equipo de la liga rival.
Pese a que el triunfo sobre los Houston Oilers en doble tiempo extra, en el Juego de Campeonato de la AFL en 1962, había generado bastante revuelo en Texas, la joven liga, de apenas tres años de vida, no podía luchar mano a mano en un mismo mercado con una liga que por entonces tenía casi el doble de equipos y más de 40 años de historia.
Además de Nueva York, la única otra ciudad que la AFL compartía con la NFL era Dallas. Pero mientras Nueva York tenía suficiente público para soportar la convivencia de los Giants y los Titans, quienes en 1963 cambiaron su nombre a Jets, dos equipos eran demasiado para Dallas, así que Hunt decidió mudar a los Texans a Kansas City en el '63.
Obviamente ya no podrían ser los Texans. Se transformaron entonces en Chiefs. El logo del vaquero sobre el mapa de Texas, con un balón en la mano izquierda y un revolver en la derecha, se convirtió en un cacique sobre el mapa de Missouri, con un balón con la mano izquierda y un hacha en la derecha.
Para Hunt, cualquier estrella universitaria que la emergente liga pudiera llevarse para su plantilla, representaba un triunfo ante la petulante NFL.
Haber acordado con Bell para sumarlo a los Chiefs era una de esas valiosas victorias. Pero ahora estaba junto a él en un taxi, había que pagar el peaje... y Hunt no tenía 15 centavos.

Publicado en Abril de 2010
Fuente de las imágenes: Getty Images
Mañana, parte 3 y 4.

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