Soy pasajero en tránsito.
Vengo de dejar a mis hijos en la playa, y me dirijo al frío.
He abierto mi laptop en el aeropuerto, a la espera de que salga el vuelo 0052 de United, operado por Continental --la fusión es un hecho--, con destino a Houston.
En unas horas viviré la misma situación en Houston, a la espera de que salga el vuelo 4202 de United, operado por ExpressJet --¿nadie trabaja en United?--, con destino a Indy.
Es el atardecer el domingo, horario en que usualmente empiezo a redactar el Diario del lunes. Me gustaría publicar la primera entrada de la semana del Super Bowl desde el lugar de los hechos, pero no estoy allí todavía, y, con un vuelo fusionado y otro tercerizado, cualquier cosa puede suceder. Sería extraño que no sufriera retrasos, así que mejor adelanto el trabajo desde acá, y me aseguro de honrar el compromiso de tener algo publicado el lunes por la mañana.
Espero meter una edición desde Indianapolis el lunes por la tarde, o al menos por la noche. Mientras tanto, repasando archivos de mi laptop, entre sonidos de altavoces que anuncian puertas de embarque para pasajeros en tránsito, se me ocurre lo siguiente...